Las cuevas de hielo de Islandia son lugares preciosos pero difíciles de fotografiar, como ya sabe la fotógrafa de aventuras Ása Steinars por sus numerosas visitas a estas maravillas de la naturaleza. Las dos cámaras de su equipo, la EOS R5 y la EOS-1D X Mark II de Canon, son resistentes a la intemperie, lo que las hace perfectas para explorar entornos extremos. Imagen tomada con una EOS-1D X Mark II (a la que ahora sucede la EOS-1D X Mark III) y un objetivo EF 16-35mm f/2.8L III USM de Canon a 16 mm, con una configuración de exposición de 1/80 s a f/2,8 e ISO 4000. © Ása Steinars
Colinas ondulantes bañadas por la luz dorada del sol, suaves extensiones de agua bajo un cielo rosado, costas escarpadas repletas de vegetación floreciente: todos estamos familiarizados con los típicos paisajes fotográficos y las condiciones que los fotógrafos y sus aplicaciones de cálculo de la luz solar consideran ideales para capturarlos. Sin embargo, ¿qué ocurre si vives en un lugar en el que la «hora dorada» es extremadamente fugaz y donde la luz del sol es muy intensa durante la mayor parte del día? ¿O si se trata de un lugar en el que los cielos están nublados y el hielo el protagonista de la mayoría de las escenas?