Helen Bartlett, fotógrafa de familia
Helen asegura: «Siempre he creído que uno de los mayores beneficios de la fotografía de paisajes está en bajar el ritmo. Mi trabajo suele ir acompañado de una actividad frenética. Reconozco que hay momentos de paz y tranquilidad (y tarta) en mis sesiones, pero desde el momento en que llego hasta que me voy, no paro de buscar imágenes, moviéndome y reaccionando a lo que pasa frente al objetivo».
«Con los paisajes, reaccionas a la luz y a las condiciones meteorológicas de tu alrededor. Al usar un trípode, te tomas más tiempo para considerar cada elemento de la fotografía: ¿dónde toca el sujeto los bordes del encuadre? ¿Qué ocurre en las esquinas? ¿Incluyo una parte del paisaje en la foto o la dejo fuera? Con los años he aprendido que es un proceso enormemente beneficioso para mi trabajo con retratos».
«Estaba disparando con la EOS R de Canon y me di cuenta de que usar el visor electrónico en blanco y negro me ayudaba mucho a encontrar un buen paisaje que funcionara en monocromo. Al tener los marcadores de "focus peaking" en la parte trasera de la cámara, podía comprobar de un vistazo si el enfoque estaba donde tenía que estar. Es un detalle nimio, pero a mí me resultó increíblemente útil».
«Mi imagen favorita es la realizada al salir el sol en Bat's Head: una vista de Durdle Door desde lo alto de los acantilados. Siento que esta toma consiguió captar la calma del amanecer, ese momento antes de que el mundo despierte y en el que las posibilidades son infinitas. Utilicé un filtro "big stopper" de densidad neutra de 10 pasos para reducir la velocidad de obturación hasta los tres minutos. De esta forma, el mar se ve como un borrón tranquilo, y las sombras de las corrientes y los remolinos solo son visibles en ciertos puntos, lo que transmite la sensación de movimiento bajo la superficie y otros mundos en las profundidades».