El premiado corto de Daniel Simpkins fue grabado en la granja de su tío en Wiltshire (Reino Unido). «Muchos documentales modernos suelen grabarse cámara en mano y son muy provocativos», cuenta. «Farm Life fue más como reflexionar sobre el sujeto, en el sentido de que doy un paso atrás y simplemente observo». © Daniel Simpkins
Cuando le prestaron algunos equipos de cámara a Daniel Simpkins por unos días, no tenía ni idea de que los usaría para crear un corto premiado. Pocos meses después, se hizo con el gran premio en la competición de cortometrajes de Reino Unido de Canon, Stories in Motion.
«Me sorprendió bastante ganar porque habían participado muchos cineastas talentosos», cuenta el joven de 26 años. «Pensé que era un corto bonito, pero no esperaba ganar nada».
El corto Farm Life de Daniel es un bonito documental, de tan solo 90 segundos, sobre un joven granjero llamado Jeff. Reflexivo, sobrio y grabado en formato «letterbox», consiste en imágenes y tomas compuestas cuidadosamente, con la voz en off de Jeff y los sonidos ambiente de la granja como banda sonora. La inspiración para hacerlo vino de la propia historia familiar de Daniel.
Nacido y criado en el sudoeste de Inglaterra, Daniel es muy familiar, tiene una vida rural y Jeff es en realidad su primo. «Si te crías en el campo, nunca te abandona», afirma. Desde su adolescencia, a Daniel le interesaba el cine y los medios de comunicación, por lo que estudió cine en la Universidad de Falmouth, en la que nació su pasión por los documentales. «Me encantaba hacer documentales y me di cuenta de que el mundo real es tan interesante como la ficción», añade.
Tras graduarse, Daniel trabajó brevemente como ayudante de producción antes de empezar en su trabajo actual como técnico en una empresa de alquiler de cámaras. Su jefe le anima a tomar prestadas las cámaras y a desarrollar su conocimiento técnico mediante la grabación de sus propios proyectos, que es de la forma en la que surgió Farm Life.