La fotógrafa de paisajes Carla Regler cuenta cómo creo un negocio vendiendo impresiones de fotografías

«Es un placer enorme ver cómo tu imagen cobra vida, poder sostener esa impresión y mostrarla», cuenta la fotógrafa de paisajes Carla Regler, quien decidió comenzar a vender impresiones de sus fotografías para hacer crecer su negocio.

Como aficionada a la fotografía autodidacta, Carla adoraba recorrer el campo con sus perros y capturar los paisajes a su alrededor. Cuando su pareja, Chris, llevó a cabo su sueño de abrir un restaurante en la costa de Cornualles, los escarpados acantilados y los paisajes costeros de Porthleven y sus alrededores fueron una gran fuente de inspiración para ella, y las impresiones de las fotografías de Carla que decoraban las paredes del restaurante pronto despertaron el interés de los comensales.

1. Hacerlo tú mismo tiene sentido desde un punto de vista empresarial

Cuando Carla abrió su galería, calculó que el 65 % de sus ingresos debía provenir de la venta de impresiones para mantener el negocio a flote. «Había pasado de no tener ningún gasto a tener que pagar el alquiler y los costes de funcionamiento», dice. «Hacer las impresiones yo misma redujo los gastos y aumentó los ingresos». En ese momento, producir una impresión A3 le costaba a Carla 6 GBP (unos 7 EUR), bastante menos de lo que cuesta un servicio de impresión, así que le dejaba un buen margen incluso con el coste adicional de las monturas y los marcos. El tiempo también es un factor importante: «Puedo imprimir como y cuando quiero, así que los plazos de entrega son más breves», explica. «Si alguien está por la zona solo durante unas vacaciones cortas, tener que esperar una semana por un servicio de impresión podría suponer perder la venta».

2. Adopta un flujo de trabajo con gestión del color

Es esencial invertir en un dispositivo de calibración del monitor para controlar el color y el tono, aconseja Carla, así como utilizar el perfil de color adecuado para la impresora y el papel. De este modo, «todas las impresiones que se generan tienen el color exacto que busco: el de la imagen de mi monitor», aclara. «Eso no solo garantiza impresiones de alta calidad de forma constante, sino que también contribuye a que el desperdicio de tinta y papel sea mínimo».

4. Trabaja en un entorno limpio y seco

Mantener el papel de impresión seco y plano es otro de los consejos de Carla para garantizar un acabado profesional. Los entornos húmedos pueden ocasionar que los bordes se curven y oscurezcan tras la impresión. «También sugeriría utilizar unos guantes blancos suaves al manipular las impresiones para evitar huellas de dedos», recomienda. «Almacena las impresiones entre hojas de papel tisú limpio, preferiblemente blanco, especialmente si las vas a apilar, ya que lo último que queremos es que esa magnífica impresión se arañe. Por otro lado, las impresiones atraen el polvo, así que mantén el papel tisú encima hasta que vayas a enmarcarlas».

5. Invierte en una impresora profesional

Cuando Carla pasó a utilizar una impresora profesional, eligió una PIXMA PRO-1 de Canon A3+ de 12 tintas. «Es una impresora fantástica con unos resultados de color extraordinarios», cuenta. «Es importante utilizar una impresora que proporcione impresiones de buena calidad que te complementen como fotógrafo». Esta impresora ya está descatalogada y se ha sustituido con la imagePROGRAF PRO-1000 de Canon, que también utiliza 12 tintas y puede realizar impresiones en tamaños hasta A2. Carla recomienda la impresora A3+ profesional PIXMA PRO-100S de Canon como una opción asequible para los que estén empezando. «Contar con una impresora me permite hacer que una imagen cobre vida», añade. «Editar una imagen, ver cómo se imprime y después poder enmarcarla es muy gratificante a nivel creativo».

6. Captura para imprimir

Como muchos profesionales, Carla defiende capturar en RAW porque le proporciona un mayor alcance en posproducción y sugiere además utilizar una relación de aspecto 1:1, 4:3, 3:2 o 16:9. «El principal factor que tengo en cuenta con mi cámara es que los archivos tengan entre 20 y 30 MP, suficientemente grandes para imprimir imágenes A2 y de mayor tamaño», continúa. En su experiencia con la galería, descubrió que la mayoría de sus clientes querían impresiones grandes. Al imprimir, Carla recorta la imagen al tamaño deseado, asegurándose de que haya suficiente espacio para colocar un borde debajo de las monturas al enmarcarla. Antes de imprimir a una resolución de 300 ppi, inspecciona minuciosamente la imagen en pantalla con zoom 1:1 para comprobar la nitidez e imperfecciones como motas de polvo. «Cuantos más píxeles por pulgada haya, más minuciosos serán los detalles y más nítida se verá la impresión», afirma.

7. Piensa en tu mercado

«Vender impresiones es uno de los caminos más gratificantes para un fotógrafo, pero requiere mucho trabajo, investigación y una planificación cuidadosa», nos cuenta Carla. «Consulta los precios de impresión de las tiendas y las galerías locales, teniendo en cuenta que la mayoría cobrarán comisión. No conviene desanimar a la gente porque los precios sean un poco caros, pero tampoco te vendas demasiado barato; crear una impresión cuesta tiempo y dinero». Además, afirma que no hay una fórmula mágica para saber qué imágenes imprimir. «Siempre pienso “¿Lo colgaría en la pared de alguien?”. Si la respuesta es sí, lo imprimo. También busco imágenes potentes, con color y profundidad; esos momentos fugaces que generan una imagen fascinante».

8. Promociónate

A lo mejor no estás en posición de abrir una galería, pero Carla aconseja hacer algo más que solo utilizar una página web para mostrar tu obra. «Tuve la suerte de tener el espacio de las paredes del restaurante, pero también alquilé algunos sitios para hacer exposiciones», dice. «Aunque puede ser caro y requerir tiempo, descubrí que era enormemente beneficioso para hacerme un nombre en mi zona, lo que a su vez llevó a encargos de hoteles, casas de huéspedes y casas privadas».

Como dice Carla, no subestimes el poder de las redes sociales. «Tener ofertas a través de Facebook y otras plataformas me ayudó a impulsar el interés, lo que la mayoría de las veces se convirtió en pedidos», desvela. Pero no hay nada más eficaz que el hecho de que los posibles clientes puedan ver el producto real. Contacta con los alojamientos turísticos locales, acércate a tiendas, cafeterías y bibliotecas, o consigue un puesto en una feria de artesanías para mostrar tus impresiones. «También he donado algunas piezas a sorteos de la comunidad local y eventos de ese estilo», continúa Carla, «y todo contribuye a que la gente se acerque a mi puerta o página web».