A principios de año, Paolo Pellegrin pasó cinco días en la Ol Pejeta Conservancy, en Kenia, documentando los rinocerontes. «Parecía que la historia lo encapsulaba todo», comenta. «Son animales salvajes, son magníficos, el segundo mamífero [terrestre] más grande del mundo, y estos son los dos últimos que quedan». Si miras sus imágenes de Najin y Fatu, podrás observar un mundo que pronto dejará de existir.
Estos dos rinocerontes blancos son los únicos que quedan de su especie en la Tierra, debido a la pérdida de su hábitat y a la caza furtiva histórica y moderna generalizada por sus cuernos. Después de la muerte del último macho en 2014, nunca volverá a nacer un rinoceronte blanco del norte de forma natural, aunque se está intentando preservar su ADN. En las imágenes en movimiento y fotos minimalistas y en blanco y negro de Paolo, puedes sentir el peso de la situación difícil en la que se encuentran y, al mismo tiempo, la fuerza, la maravilla y la elegancia de trabajar con estas extraordinarias criaturas de 3000 kg.
«En nuestro día a día, no nos enfrentamos a animales salvajes», comenta Paolo. «Puede que tengamos un gato, pero esto es completamente diferente». Paolo, que es miembro de Magnum, es un fotoperiodista de renombre y ganador de varios premios por sus imágenes de conflictos y desastres naturales de todo el mundo. Más recientemente, ha centrado su atención en cubrir historias ecológicas, fotografiando volcanes y el deshielo de los glaciares y viendo estos fenómenos como parte de un todo vivo y que respira.
NATURALEZA
Funcionalmente extintos: los últimos rinocerontes blancos del norte
Establecimiento de un vínculo
Para poder captar estas imágenes, Paolo se tuvo que ganar la confianza de los rinocerontes. «Todo es muy lento, muy intencionado», nos cuenta. «Estás tumbado en el suelo, intentando que se acostumbren a tu presencia, acercándote un poco más cada día e introduciéndote en su espacio mental. Como fotógrafo, quieres volverte invisible o desaparecer de la situación, pero para conseguir la visibilidad se necesita una visibilidad extrema, una presencia y conexión».
Dos guardas forestales, que trabajan con los animales muy de cerca y aparecen en algunas de las imágenes, lo ayudaron a establecer esa relación. «Han establecido un vínculo casi espiritual», dice Paolo. «Fue maravilloso ver esa comunicación tácita, compuesta por gestos y movimientos muy ligeros y calculados».
Paolo también ha contado con la ayuda del modo de obturador silencioso de su EOS R5 de Canon. «Estaba en el suelo, arrastrándome centímetro a centímetro hacia ellos», recuerda. En esa quietud tan perfecta que podía haberse roto fácilmente por cualquier distracción, «el modo de obturador silencioso era crucial».
La EOS R5, la cámara imprescindible de Paolo, también ofrece otras ventajas. «Es pequeña, lo que marca la diferencia en cuanto al peso y la presencia de la cámara», continúa. «Los archivos me parecen extraordinarios y el enfoque irreal. Puedes ajustar el enfoque para que fije y realice el seguimiento de ojos humanos o de animales y cambie de unos a otros. Esa función es realmente impresionante».
¿Tienes un equipo de Canon?
Guiado por el sujeto
Paolo viajó a Kenia con un periodista que estaba redactando la historia. Cada mañana, se levantaba temprano, consciente del horario de los animales. Hacía un calor abrasador, así que los rinocerontes se daban largos baños de barro para refrescarse, comían hierba o dormían. A Paolo le fascinaba su forma cuando dormían.
«Pasó a ser algo clave, especialmente con las imágenes en movimiento», dice. «Nunca estaban dormidos del todo. No ven muy bien de lejos, pero tienen un sentido del oído excepcional, así que cuando duermen, tienen los oídos siempre activos».
Duermen uno al lado del otro, lo que les da una cobertura de 360° de cualquier sonido que pudiera alertarles del peligro. Los momentos en los que dormían representaban su dependencia mutua, una ofrenda de vulnerabilidad. «Era como un regalo», afirma Paolo.
Un punto de vista diferente
Cuando anochecía, los rinocerontes se trasladaban a otra zona de la reserva. Al tercer o cuarto día del rodaje, Paolo preguntó a los guardas forestales si podía desplazarse con las bestias. Hacer fotos en este entorno producía una atmósfera diferente. «Puede ser que fuera por la oscuridad o porque ese era su espacio», explica. «Fue una sensación intensa, más salvaje».
Aunque otros fotógrafos han fotografiado a los rinocerontes, normalmente lo han hecho durante el día. Las fotos nocturnas de Paolo ofrecen una perspectiva más única. Las impresionantes capacidades en condiciones de baja iluminación de la EOS R5 de Canon de Paolo brillaron con luz propia en este escenario.
Encuadres reducidos
«Como fotógrafos, tenemos este rectángulo por el que vemos el mundo», dice Paolo. «Durante años, he estado intentando llenar el rectángulo con tanta información, tanta vida, como fuera posible. Todos mis mentores usaban composiciones articuladas y complejas». Ahora su enfoque es el opuesto. «Es un tipo de fotografía más sustractivo, más cercano en cierto sentido a la escultura», continúa. «Tienes un bloque de mármol y vas labrándolo para revelar su esencia».
Algunas imágenes se captan en un primer plano extremo, lo que revela la superficie de la piel de los rinocerontes con todo detalle. «La imagen se convierte prácticamente en un paisaje», dice Paolo, recordándonos visualmente el lugar que ocupan estas criaturas en su entorno.
«¡La simplicidad es el objetivo final!».
Su equipo también era simple, con una EOS R5 de Canon y dos objetivos: el objetivo Canon RF 28-70mm F2L USM y el objetivo RF 70-200mm F2.8L IS USM. «Fotografío el 90 % del tiempo con el objetivo RF 28-70mm F2L USM, que es con diferencia el mejor con el que he trabajado», comenta Paolo. «Es increíblemente rápido y tiene una gran belleza y textura».
Con esta configuración, Paolo creó un trabajo que combina retratos de rinocerontes con tomas más cercanas y casi abstractas de su piel. Se esforzó por crear «imágenes que sean agradables estéticamente, pero que también vayan un poco más allá, y que despierten sentimientos en los espectadores sobre estas criaturas».
Imágenes en movimiento
En los últimos años, Paolo ha ido experimentando cada vez más con el vídeo (ver arriba). «La fotografía es muy limitada», comenta. «Parte de su poder proviene de sus limitaciones, porque requiere que el espectador se involucre activamente. Sin embargo, hay situaciones como la guerra, por ejemplo, en la que el sonido de los bombardeos es increíblemente estrepitoso y no se puede plasmar con una composición fija».
Esta era una de esas situaciones. «En las fotografías en las que están durmiendo, tienen un aspecto sereno, pero ocurre algo interesante en los vídeos», continúa. «Escuchas el zumbido de pequeños insectos, el viento que mueve la hierba y las hojas». La combinación de fotos e imágenes en movimiento le permite a Paolo contar una historia más rica.
Los productos híbridos de Canon se prestan a este enfoque multimedia de varias capas. «Comenzó con tener una cámara que tenía todas estas capacidades», comenta Paolo. «Al principio, no sabía muy bien qué hacer con ella. Con cada nueva generación, es más accesible. Tienes que aprovecharte de las oportunidades. La fotografía avanza a la par que la tecnología. Ahora tenemos todas estas herramientas que ofrecen vídeos y fotos espectaculares, y debo decir que es impresionante».
En los últimos de esos cinco días, Paolo ya se había ganado la confianza de los rinocerontes hasta el punto de que podía acercarse a ellos y tocarlos. «Fue el punto final de un viaje, sellado por el contacto físico», nos cuenta.
No todos nosotros podemos acercarnos tanto a estos animales. Pero, a través de estas imágenes, podemos sentir de segunda mano el asombro que inspiran. La conservación es una cuestión de cuidados. La extinción de especies puede resultar algo abstracto y puede no ser una de las prioridades en la mente de las personas, ya que no vemos animales salvajes en nuestro día a día, pero el poder de un fotógrafo es captar la historia, los detalles y el poder de la naturaleza para recordarnos que debemos luchar por las especies que quedan. Para los rinocerontes blancos del norte, el tiempo ya se ha agotado, pero fotografías como las de Paolo nos animan a luchar por otras especies en peligro de extinción, en lugar de quedarnos observando cómo se van para siempre.
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