Consejos de profesionales: cómo conseguir tu primer encargo

1. Aprovecha la oportunidad

«Cuando cogí una cámara por primera vez, acababa de graduarme y vivía en Sudáfrica bajo la tiranía del sistema del apartheid», cuenta Jillian. «Pasaba mucho tiempo en los townships, áreas reservadas para gente negra, e intenté conseguir una exposición e introducirme en la escena artística, pero no lo lograba, así que acompañaba a mi padre en sus viajes de negocios al campo. Allí me dedicaba a fotografiar a la gente mientras él trataba de vender muebles. En un viaje, un vecino del lugar en el que nos quedábamos nos dijo que se había estrellado un helicóptero en las montañas. Yo entonces pregunté si podía ir a fotografíar el accidente y a la población indígena de la zona. Así fue como conseguí mi primera foto en portada y me convertí en fotógrafa de prensa por un tiempo.

«Si lo pienso ahora, lo que habría hecho diferente es venderme mejor. Se ha convertido en algo muy importante para conseguir atención y no creo que estuviera acostumbrada a ello por aquel entonces. Una vez que sigues un camino es difícil cambiar de dirección. Hay gente que me dice "tú haces retratos, fotografía editorial", pero yo me considero una fotógrafa polivalente».

2. Compórtate siempre con profesionalidad

«Mis primeros encargos remunerados fueron en 1984, donde realicé fotografías del embalaje de una lata de aceite de motor, para Ford, y una lata de guisantes, para Aldi. Una de las primeras lecciones que aprendí fue que, al igual que hoy en día, es vital posicionarte profesionalmente desde el primer momento. La profesionalidad está, y siempre ha estado, muy solicitada en el ámbito de la fotografía remunerada, por lo que hay que trabajar con seriedad, desde la concepción de la primera idea hasta la presentación de las imágenes finales. Un cirujano no debe operar con prisa y un fotógrafo no debe capturar imágenes de cualquier manera. Los clientes pagan bien la profesionalidad, y yo tuve la suerte de recibir este reconocimiento muy pronto», dice Eberhard.

«Cuando empiezas, no tienes nada que enseñar: ni publicaciones ni campañas. Es, por tanto, muy importante mostrar tus proyectos personales con seriedad y demostrar la intención profesional que los motiva. Mi consejo es preparar un tema, demostrar cómo representas diferentes perspectivas y hacer las fotografías con un grupo objetivo concreto en mente, como si se tratase de un encargo profesional grande.

«Echando la vista atrás, una de las cosas que habría hecho diferente es especializarme antes, para trabajar en áreas estrictamente profesionales».

3. Desarrolla tu presencia online

«Podría decirse que crecí en Internet. Siempre estaba publicando en algún tipo de blog y, cuando me pasé a Instagram en 2013, muchos de mis seguidores se vinieron conmigo. Aparecer en publicaciones y que me etiquetaran ayudó a que mi carrera arrancara, y cuando las revistas publicaron esas imágenes, me pagaron por ello», explica Amaal.

«Creo que la gente de mi edad puede confiar en Internet para hacerse un nombre. También tengo una página web, pero la mayoría de mi trabajo viene de Instagram, que es donde recibo los encargos de clientes. Por eso es tan importante desarrollar una presencia online. Un problema que he tenido que superar, no obstante, al tener mi trabajo en las redes sociales es juzgar si una imagen es buena o mala en función de la cantidad de Me gusta que recibe. Al principio asociaba mi propia valía personal al nivel de interacción (de las imágenes), algo realmente peligroso para mi salud mental. Tienes que aprender a evaluar críticamente tu trabajo, en lugar de guiarte por los juicios de un público que está de paso.

«No estudié fotografía en la universidad, ni tengo formación oficial de ningún tipo. Sentía un gran miedo antes de cada fotografía, creo que debido al "síndrome del impostor", un fenómeno extraño que me hacía dudar de mí misma. Por eso, leo y estudio mucho, y observo a otros fotógrafos; me sirve de motivación para afrontar los trabajos y confiar en mis capacidades».

4. Asegúrate de que estás preparado

«Cuando era joven iba a muchas carreras con mi cámara. En poco tiempo, pasé a fotografiar las sesiones de entrenamiento de los sábados, y trabajaba toda la noche para revelar las fotos y vendérselas a los pilotos los domingos por la mañana antes de las carreras. Los periodistas que andaban por el paddock vieron mis fotos y me ayudaron a conseguir trabajo en los medios de comunicación. Y lo que es más importante: me permitieron hacer fotografías desde el otro lado de la valla.

«En mi especialidad, al igual que en el deporte que fotografío, no hay segundas oportunidades. Muchos aspirantes a fotógrafo están demasiado impacientes por ganar dinero. Tienes que tomarte el tiempo necesario para desarrollar tus habilidades y pulir tu estilo antes de plantearte siquiera acercarte a los clientes. Yo me compré revistas y libros, estudié las imágenes de los mejores por aquel entonces e intenté aprender de ellos. No obstante, copiar a fotógrafos afianzados no es recomendable; asegúrate de que los clientes te quieran por tu creatividad y no por la de otra persona.

«Los clientes esperan ciertos estándares que tienes que cumplir. No hay lugar para excusas. Debes ser capaz de cumplir tus promesas y, cuando sea posible, superar las expectativas del cliente. Si no estás en ese punto, te arriesgas a perder trabajos antes de estar verdaderamente preparado para ellos».

5. Ofrécete a ayudar a tu jefe

«Yo estudiaba cine cuando me aceptaron en un programa de prácticas en Paramount Pictures, debido a que Misión imposible: Protocolo fantasma se estaba rodando en mi ciudad en Dubai» dice Hasan. «Al final de cada día, cuando ya había terminado mi trabajo, me dirigía al departamento de cámara para ofrecer ayuda. Cuando finalizó el rodaje, el equipo, que se había dado cuenta de mi interés, me ofreció un trabajo en el departamento, y así es como empecé como segundo ayudante de cámara.

«Mi consejo para conseguir más oportunidades es facilitar el trabajo de tus superiores. Así comenzó mi ascenso profesional. Mi mentalidad era la siguiente: "¿cómo puedo mejorar el día de mi superior?". Al hacerlo, la persona encargada de la supervisión tiene más tiempo para enseñarme y, en caso de necesitar ayuda con sus tareas, es posible que recurra a mí. Esta relación puede fortalecerse con cada oportunidad que recibas. Si tienes una buena relación personal con la gente con la que trabajas, los encargos seguirán llegando».