En mitad del desierto de Mojave, cerca de la ciudad de Mojave (california), hay un enorme cementerio de aviones. Motores y fuselajes, reliquias del pasado, están cubiertos de arena junto a enormes jumbos abandonados y otros aviones. Para el cineasta Steve Holleran, era la ubicación perfecta para dar vida a su sueño infantil y llevar a cabo la primera sesión con la EOS C300 Mark III de Canon.
A través de una dinámica secuencia de ballet, el cineasta y creador de aventuras residente en Los Ángeles puso a prueba el nuevo sensor DGO y los más de 16 pasos de rango dinámico de la cámara en una película de tres minutos con unas condiciones de iluminación difíciles, mucha acción y colores brillantes.
«He llevado una cámara de Canon en casi cualquier aventura cinematográfica que he emprendido», dice Steve, que ha grabado la aclamada serie Fire Chasers, ha sido nominado en Sundance por sus tres primeros largometrajes de forma consecutiva y es uno de los pocos cineastas que ha filmado un largometraje completo en una sola sesión. «Canon siempre ha estado en primera línea en mis trabajos documentales y mis largometrajes, desde la EOS C500 Mark II hasta la EOS C700 FF de Canon, que utilicé en The Obituary of Tunde Johnson en 2019».
Para su última aventura, se llevó la EOS C300 Mark III de Canon y un conjunto de objetivos de Canon, como el CN10X25 IAS S, a un avión abandonado con el objetivo de poner a prueba su visión creativa.
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