«Siempre decimos: si quieres ser policía en Holanda, vete a Ámsterdam». Y eso fue exactamente lo que hizo Henk Jan Kerkhoff. Con tan solo 17 años se puso el uniforme de la policía neerlandesa y comenzó la carrera de su vida. En aquellos primeros días en el trabajo, sabía que tendría que ser resiliente y estar abierto a cada desafío que la labor policial presentara, pero nunca habría imaginado cuánto tendría que depender de esa capacidad de adaptación.
Comenzó a patrullar el área de De Wallen de Ámsterdam (el conocido Barrio Rojo), aprendiendo el trabajo policial «de la manera difícil». Pero resultó ser una vida para la que había nacido, y en su carrera de casi cuarenta años ha sido tanto detective como instructor de armas de fuego y técnico para la policía antidisturbios, pasando largas jornadas en el campo de tiro con sus alumnos. Pero entonces, hace cinco años… «Me diagnosticaron tinnitus. Lo peor que te puede pasar», dice con su característico aplomo. «El médico de la policía me dijo que ya no podía ir al campo de tiro. Y siempre es difícil cuando ya no puedes hacer algo que amas, que es tu pasión». Pasó al equipo de comunicaciones, que tiene la importante tarea de contar las historias acerca del cuerpo de policía, tanto al público como a sus numerosos empleados.
«Sabía un poco de edición, por eso me querían allí. Pero durante la pandemia, mi jefe me pidió que saliera y tomase fotos de los disturbios en la plaza Museumplein de la ciudad». Era algo que estaba muy alejado de su zona de confort, pero Henk Jan, siempre acepta un reto. Volvió más tarde con las fotos solicitadas, y, para su sorpresa, a su jefe le encantaron. «Lo único que hice fue poner la cámara en modo automático. Ni siquiera edité las fotos. Pero me pidieron más, así que tuve que aprender a usar la cámara».
Afortunadamente, en su tiempo libre, Henk Jan trabajaba como comentarista deportivo para la cadena de televisión Eurosport y a menudo conocía a fotógrafos deportivos profesionales. «Me enseñaron todo», se ríe. «Me sentía como cuando eres adolescente y aprendes a conducir. Con el tiempo, lo haces de forma automática». «Así que ahora, cuando cojo mi cámara Canon, no tengo que pensar en ello». Desde entonces, ha ido de éxito en éxito y rara vez sale de casa sin una cámara ("¡incluso tengo otra Canon más pequeña para poder llevar una a todas partes!"), y sus imágenes policiales se usan en todo tipo de lugares. «El año pasado pusimos alrededor de quince en vallas publicitarias fuera de nuestra sede. Es una vía principal hacia el centro de la ciudad, así que miles de personas las vieron y quedaron realmente impresionadas».
Su trabajo como comentarista también se vio afectado después de recibir el diagnóstico de tinnitus, y le entristeció especialmente tener que dejar de colaborar con Fonds Gehandicaptensport (Fundación para el deporte de personas con discapacidad), una organización sin ánimo de lucro que trabaja para garantizar que todas las personas con discapacidad tengan la oportunidad de participar en deportes. «El director me preguntó: "¿hay algo más que puedas hacer?" Por supuesto, me ofrecí para encargarme de las fotografías».
Le asignaron un evento llamado Handbike Battle (Batalla de bicicletas adaptadas) un deporte de resistencia para personas con discapacidad donde los atletas ascienden al Glaciar Kaunertal en Tirol, Austria, usando solo sus brazos. Unos 130 ciclistas con discapacidad completaron el recorrido de 20 km con un desnivel de 867 m, lo que requiere no solo una fuerza física impresionante, sino también una fuerza de voluntad que Henk Jan nunca se cansa de captar. «Es realmente impresionante, incluso para mí», dice. «Y soy un agente de policía experimentado. Pero he visto tanta emoción, tanta determinación. Estoy solo en las montañas, trabajando en las fotos, y lo veo todo: un joven que se quedó paralizado en un accidente hace apenas un año. Una hija protegiendo a su madre del sol mientras sube la montaña. Un exciclista profesional que tuvo que cambiar a una bicicleta adaptada. Me vuelvo invisible durante sus momentos más emotivos».
Esto es una habilidad en sí misma. Henk Jan tiene un don para elegir exactamente el momento y el lugar; sabe de forma natural lo que convierte una historia en algo que la gente querrá descubrir y a la que dedicarle tiempo. «No es algo pasajero», explica. «Quiero que la gente mantenga el interés durante más tiempo». Recuerda cada momento de cada toma: el contexto, la luz, las personas, lo que ocurrió antes y después, cómo se sintió y cómo fue recibida la imagen. Se muestra visiblemente conmovido cuando habla de la reacción de los atletas al ver sus fotos por primera vez. «Como Canon me proporcionó una impresora SELPHY y papel para usar, puedo imprimir las fotos del evento y exponerlas en el hotel de los atletas; luego ellos pueden llevárselas a casa. Es verdaderamente impresionante porque tienen una calidad realmente alta y son un recuerdo para toda la vida. Podrías tenerlas en un ordenador, pero de esta forma puedes colgarlas en la pared y verlas; así siempre tienes esa sensación de: "esto lo hice yo". Creo que es algo muy importante».
Cuando ves estas imágenes, es extraordinario pensar que hace solo cinco años Henk Jan ni siquiera había tenido una cámara en sus manos. Pero cuando su vida dio un giro inesperado, simplemente lo afrontó. La palabra para esto es determinación. Sabe lo que son la perseverancia y la pasión, y las reconoce en los demás. Es lo que le impulsa a ofrecer su tiempo y habilidades con tanta generosidad a los atletas que retrata, y saca lo mejor de él cuando capta imágenes sorprendentemente auténticas de sus compañeros policías en acción. «No realicé estudios formales de fotografía, pero aprendí de los mejores», dice. «Y me quedaba hasta las cuatro de la madrugada frente al ordenador viendo vídeos en YouTube porque no sabía cómo se hacía algo. «Como en el deporte, los ganadores son quienes dicen: "No puedo hacerlo, pero lo haré"».
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