Las decisiones transformadoras que cuentan las historias de nuestro planeta

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Fotografía en blanco y negro de la aleta caudal de una ballena elevándose sobre un mar negro y brillante. El agua cae en cascada y la enorme cola alcanza prácticamente los bordes de la imagen.

Hay algo que Chris Fallows quiere que sepas. Hubo un tiempo en el que el hecho de que una de sus increíbles imágenes apareciera en la portada de una revista representaba todo lo que deseaba para su carrera. En 2001 alcanzó la fama mundial por «Air Jaws», una extraordinaria imagen de un gran tiburón blanco volando en Sudáfrica. Apareció en más de 500 portadas de revistas, primeras páginas y vallas publicitarias, pero «en 2018», dice apenado, «ya no estaban. Así que hice la primera foto que se hizo de estos icónicos tiburones. Luego, menos de 20 años después hice la última. Eso, para mí, fue llamada de atención dolorosa que me sacudió».

En un tiempo en el que dominaban los medios impresos, este tipo de cobertura brindó a Chris, que es embajador de Canon, una valiosa oportunidad de contar la historia del tiburón a audiencias totalmente nuevas, compartiendo al mismo tiempo una de conservación más amplia. Sin embargo, casi un cuarto de siglo después, las cosas son muy distintas. Y eso a Chris le parece bien. «Sigo creyendo que cualquier forma de publicidad es genial, pero prefiero inspirar a diez personas para que donen a una de las muchas ONG que trabajan con la fauna salvaje que conseguir 100 000 me gusta de gente que piensa que mi trabajo es genial y luego no hace nada».

En los años siguientes, ha desarrollado su práctica como artista, narrador y activista. Y, aunque su proceso fundamental de inmersión profunda y casi solitaria en la naturaleza no ha cambiado, las redes sociales le han permitido ver con más claridad cómo él, y otros como él, deben comunicarse mejor con el mundo. En resumen, evalúa cada oportunidad con los ojos de un conservacionista y activista en primer lugar. «No soy solo yo y unas fotos bonitas», apunta. «Los protagonistas son la sostenibilidad y la integridad de los ecosistemas de nuestro planeta. Hemos observado literalmente cómo se transformaban entornos en el transcurso de diez, veinte o treinta años, y algunos de los cuales llevaban intactos miles de años. La protección de esos entornos es increíblemente importante, porque en última instancia son los que nos mantienen vivos».

Fotografía en blanco y negro de un gran tiburón blanco, con los dientes al descubierto, saltando espectacularmente desde el océano con agua salpicándose alrededor de su cuerpo.
Fotografía en blanco y negro de un tiburón blanco de gran tamaño saltando a gran altura fuera del agua perfilado sobre un cielo espectacular. Un pájaro vuela por encima.

Es esta pasión la que se transforma en una evaluación serena de su «mercado», a falta de una palabra mejor. Y por qué aceptó la oportunidad de exponer en un espacio que no se suele asociar inmediatamente con el ecologismo. «A medida que uno envejece, se da cuenta de que la energía y el tiempo son cada vez más escasos. Para cambiar las cosas hay que llegar al mayor número de personas posible», explica. Por eso, cuando Dubai International le propuso llevar su fotografía artística a las paredes de una de las zonas más transitadas del aeropuerto, lo pensó detenidamente y con ojos de oportunidad.

Se enteró de sus ambiciosos objetivos de sostenibilidad y de su participación en el Grupo de trabajo de transporte de la iniciativa United for Wildlife, que lucha por impedir el tráfico de especies salvajes en peligro de extinción, y se sintió seguro de la asociación. «Cincuenta metros de un aeropuerto de esa envergadura es probablemente la mejor galería del mundo», afirma. «92 millones de personas pasan por él y el hecho de estar de viaje probablemente les anime a contribuir a una buena causa». De hecho, si menos del 1 % lo hiciera, el valor sería transformador para su organización benéfica elegida, la fundación My Trees de Zimbabue.

Y la «transformación» es el objetivo final de Chris. Como artista, habla de sus composiciones como un pintor que planifica su lienzo, tratando de convertir el trabajo de meses, incluso años, en un momento emotivo, que haga girar cabezas y cambie comportamientos. «Paso años sobre el terreno, a veces décadas, para conseguir que los sujetos confíen íntimamente en mí. Me fijo en el simbolismo de la supervivencia: la guerra entre la tierra agrietada y las nubes que representan la esperanza y el fin de las sequías. La vida salvaje existe en un reino artístico increíblemente bello y cada día recibes el regalo de una paleta cambiante».

Fotografía submarina en blanco y negro de un marlín nadando en aguas negras hacia un gran banco de peces más pequeños que giran.
Manja sostiene un portátil con un grupo de cuatro niños pequeños alrededor mirando la pantalla.

En Maasai, Chris fue testigo de la capacidad de la cámara para transformarse de otra forma igualmente poderosa. Su guía, un lugareño llamado Manja, posee una experiencia y unos conocimientos extraordinarios y albergaba el sueño de abrir una escuela para las mujeres y niñas de los masáis. Quería enseñarles el mundo natural y transmitirles conocimientos para que siguieran sus pasos como guías o en el ámbito del ecoturismo. Compartían su amor por la fotografía, y Chris a menudo le prestaba a Manja su cámara («a menudo también hacía mejores fotos que yo», se ríe). Pero no había forma de que pudiera permitirse la suya propia. Así que, con unas cuantas llamadas telefónicas, Chris le consiguió un modelo de segunda mano.

Así que, hizo fotos, ¿no? Sí, claro. Pero luego se las enseñó a la gente. Manja las llevó a las comunidades locales, a personas que nunca habían salido de sus aldeas. Se las enseñó a los niños más pequeños, a los ancianos más enfermos y a todos los demás. Contó las historias que acompañaban a cada fotografía y se encontró con un público entusiasmado e inspirado, deseoso de ver y oír más sobre este nuevo mundo y sus oportunidades. Esta historia no tiene un final porque Manja ha abierto hoy su escuela y su cámara es fundamental para su forma de relacionarse con los alumnos.

Y esto es lo que Chris quiere que sepas. Que las decisiones que tomamos tienen consecuencias. Manja decidió utilizar su cámara para preservar su visión del mundo, pero también para ampliar los mundos de los demás. Chris ha decidido dedicar su vida a la conservación de nuestra fauna y flora más preciadas y de los recursos que sustentan toda la vida en la Tierra. Pero también ha elegido cómo contar esa historia, dónde y a quién. «Estos animales luchan por sobrevivir día a día y esto es algo que tengo que hacer con mi vida ahora, mientras esté vivo. Y dejaré que otros decidan por sí mismos», dice. «Pero hay un dicho que me encanta; en un mundo en el que el deseo de tener siempre más parece imponerse e ignora un futuro en el que se respire aire puro y se beba agua limpia: intenta contar tu dinero mientras aguantas la respiración».

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