ENTREVISTA

Grabación en el frente: el documental Mosul de Olivier Sarbil

A side-on portrait of an Iraqi Special Operations Forces soldier wearing a helmet. Captured with a Canon EOS C300 Mark II in Mosul, 2016. © Olivier Sarbil
Olivier ha vivido el conflicto de primera mano. Cada día acompañaba a los soldados a la batalla y era testigo del combate desde muy cerca. Captado con una EOS C300 Mark II de Canon en Mosul en 2017. © Olivier Sarbil

Las Fuerzas Iraquíes de Operaciones Especiales (ISOF, por sus siglas en inglés) lucharon desde octubre de 2016 hasta julio de 2017 por recuperar la ciudad iraquí de Mosul de manos del Estado Islámico de Irak y Siria (ISIS) y durante ese periodo, el cineasta francés Olivier Sarbil pasó seis angustiosos meses integrado en las ISOF. En esta entrevista, Olivier nos cuenta la historia que hay detrás del documental que grabó durante esta vivencia, Mosul, que le ha valido un Emmy en 2018 al mejor documental.

«Empecé mi carrera en el cine bastante tarde, cuando tenía 40», explica Olivier. «Después de servir como paracaidista de la Marina del ejército francés durante tres años en la década de los noventa, decidí dedicarme a mi gran amor: la fotografía». Y, para el año 2011, ya había cambiado al cine. «Antes de eso, no quería grabar vídeos porque no me gustaba lo que las cámaras ofrecían», explica. «Pero entonces, llegó a mis manos una EOS 5D Mark II y, por primera vez, me di cuenta de que podía trabajar con el ajuste ISO como en la fotografía. Puedes conseguir que las imágenes en movimiento sean muy fotogénicas. En esa época, los medios informativos como Al Jazeera, empezaron a aceptar grabaciones de la EOS 5D Mark II de cámaras autónomos. «Los espectadores quedaban impresionados con las imágenes de las noticias porque eran totalmente diferentes y tenían ese aspecto cinematográfico. Así es cómo descubrí el mundo del vídeo».

Pero su recién estrenada carrera como operador de cámara autodidacta se vio amenazada cuando se lesionó gravemente la mano izquierda cubriendo la batalla de Sirte en Libia. «Me impactó una granada propulsada por cohete», afirma. «Estuve ocho meses hospitalizado en Francia, pasé por docenas de intervenciones quirúrgicas y perdí parte de la mano derecha». Pero no había acabado con su trabajo: Olivier Sarbil es extremadamente tenaz.

En el 2016, Channel 4 News del Reino Unido le encargó un vídeo de 14 minutos sobre la batalla contra el ISIS en Irak (Inside the battle for Mosul), una pieza más larga que sus habituales vídeos informativos de tres minutos. «Pasé seis semanas en Mosul y grabé el vídeo, que tuvo una gran acogida», explica Olivier. Entonces se pusieron en contacto con él desde el programa de actualidad Frontline de la cadena de televisión norteamericana PBS. «Les encantó el aspecto cinematográfico y me pidieron que hiciera una pieza de 25 minutos. Después de eso, me encargaron un discreto documental, algo más personal y sin un plan de producción fijo. Así es como grabé Mosul».

En una época en la que la mayor parte de las grabaciones de guerra consisten en imágenes dramatizadas o en fragmentos de testigos huyendo, captados de forma apresurada, Mosul supuso un gran logro. Ofrece una perspectiva envolvente de la guerra moderna contada de forma imparcial, descarnada e íntima. La película de 40 minutos se centra en cuatro jóvenes soldados iraquíes: Anmar, Jamal, Hussein y Amjad, en su lucha y dolor durante nueve meses de tensión. Aunque nunca estuvo oficialmente afiliado a la unidad, Olivier consiguió un nivel inusual de acceso gracias a la relación que entabló con el comandante de la unidad.

A silhouette of an Iraqi Special Operations Forces soldier standing next to a tree on the horizon. Captured with a Canon EOS C300 Mark II in Mosul, 2017. © Olivier Sarbil
Un gran reto al que se tuvo que enfrentar Olivier fue la falta de electricidad para cargar sus baterías y crear copias de seguridad de sus imágenes, un hecho que le obligó a elegir cuidadosamente las tomas que hacía. A menudo, eso significaba esperar a que llegara el momento perfecto, como ocurrió con esta espectacular silueta de un soldado junto a un árbol. Captado con una EOS C300 Mark II de Canon en Mosul en 2017. © Olivier Sarbil
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El documental, estrenado en agosto de 2017, se grabó mientras Oliver trabajaba como fotoperiodista adscrito a las ISOF durante la batalla de Mosul. «Estaba con ellos las 24 horas del día: dormía, comía e iba con ellos al combate todos los días», recuerda. «Era todo un reto. Grababa durante cinco o seis semanas seguidas y volvía a Europa para procesar la grabación antes de regresar. Durante un periodo de ocho meses, pasé cuatro o cinco de ellos en el frente».

El proyecto era muy exigente y Olivier necesitaba una cámara que pudiera resistir el duro trabajo de la primera línea de combate y el polvo del desierto. «Como grababa sin trípode la mayor parte del tiempo, necesitaba una cámara lo más compacta y ligera posible», declara. «Y mi EOS C300 Mark II de Canon es muy robusta. Cuando pasas meses en una zona de guerra, necesitas un equipo que sea fiable. Solo tenía una cámara para Mosul y no creo que otras hubieran durado los ocho meses si no hubieran sido tan resistentes ni estado tan bien selladas como la Mark II».

Como fotógrafo entusiasta de Canon, Olivier quedó hechizado primero por la EOS C300 y más adelante por la EOS C300 Mark II, debido a su familiaridad. Fue determinante el hecho de que la gama Cinema EOS de Canon fuera compatible con los objetivos EF. «Me encanta la ergonomía de la C300 Mark II, y poder utilizar un objetivo prime o uno pequeño de 17-55mm fue algo increíble. Me encantaba trabajar con fotografías, por lo que para mí era normal usar objetivos EF en una cámara de vídeo... Trabajé con la C300 durante muchos años y cuando la Mark II salió al mercado, creo que fui la primera persona en tocarla en Francia».

A side-on portrait of an Iraqi Special Operations Forces soldier sitting in the dark. He wears a scarf around his neck that covers his mouth. Captured with a Canon EOS C300 Mark II in Mosul, 2017. © Olivier Sarbil
Antes de convertirse en cineasta, Olivier Sarbil había sido paracaidista de la Marina del ejército francés durante tres años, por lo que se sentía cómodo estando en una zona en guerra con personal militar. Esto le aportó una gran ventaja para grabar tomas muy personales de los soldados en servicio. Captado con una EOS C300 Mark II de Canon en Mosul en 2017. © Olivier Sarbil

Cuando estaba grabando en Irak, había los peligros habituales en una zona en guerra (coches bomba, francotiradores, fuego abierto,...), pero Olivier también se enfrentaba al problema del aislamiento: trabajar en solitario y no hablar árabe. «No tenía ningún compañero con el que valorar los riesgos o simplemente hablar sobre la grabación. Eso resulta muy estresante porque a veces te preguntas si tienes suficientes imágenes o si son las adecuadas.

En un momento dado, podía ver cómo salía el polvo del ventilador de la cámara, pero seguía funcionando a la perfección.

«Cuando viajas por el desierto y por el campo de batalla, hay mucha suciedad y el ambiente está cargado de humo», prosigue Olivier. «En un momento dado, podía ver cómo salía el polvo del ventilador de la cámara, pero seguía funcionando a la perfección». Antes de salir, tenía que asegurarse de estar equipado para grabar durante al menos tres días y sabía que limpiar el objetivo iba a ser una tarea difícil con tanto polvo en el ambiente. Llevaba consigo cinco objetivos de 17-55mm para poder conseguir una grabación coherente si uno de ellos se estropeaba. «Aproximadamente el 90 % de la película se grabó con el objetivo EF-S 17-55mm f/2.8 IS USM», afirma. «Se trata de un objetivo económico, pero dado que la C300 Mark II es una cámara con sensor de factor de recorte, es el que suelo utilizar. Después de llevar los objetivos al servicio técnico de Canon a mi regreso, quedaron como nuevos, incluso teniendo en cuenta que habían estado en una zona de guerra».

El hecho de que el acceso a la electricidad fuera escaso o nulo significaba que era fundamental mantener la duración de la batería para las tomas. Mientras estaba en Irak, Oliver usaba de forma alterna cinco baterías BP-A30 porque eran pequeñas y ligeras. Pretendía usar un máximo de dos baterías al día, ya que no sabía cuándo podría cargarlas de nuevo. «La batería se agota sobre todo cuando estás revisando la grabación», explica.

A side-on close-up of an Iraqi Special Operations Forces soldier inside a military vehicle. Captured with a Canon EOS C300 Mark II in Mosul, 2017. © Olivier Sarbil
Olivier no hablaba árabe y, al trabajar solo, tampoco contaba con un compañero de habla inglesa que le interpretara. A pesar de ello, se ganó la confianza de los soldados y esto le permitió sacar tomas muy personales de un momento muy complicado en la vida de estos hombres. Captado con una EOS C300 Mark II de Canon en Mosul en 2017. © Olivier Sarbil

Esta limitación suponía que Olivier tenía que seleccionar sus tomas con cuidado. «Al final, acabé con unas 60 horas de grabación, que no es mucho teniendo en cuenta que pasé allí meses», comenta. «Llevaba conmigo un número limitado de tarjetas de memoria y tampoco podía transportar muchos discos duros».

No obstante, si estaba convencido de algo eso era la calidad de la grabación que capturaba. «Era capaz de obtener imágenes asombrosas. Siempre me han impresionado los increíbles tonos de piel que se consiguen con la C300 Mark II y su rango dinámico de 15 pasos», explica. «Es la solución completa: robusta, ergonómica y te ayuda a conseguir la imagen que habías visualizado».

La cámara de vídeo también facilitó su flujo de trabajo. Olivier tenía la opción de grabar de forma interna con hasta 12 bits a RGB 4:4:4 en 2K, en comparación con el códec 4:2:2 de 8 bits en Full HD de la C300, y en 4K de forma interna, una posibilidad que afirma haberle dado más opciones de códec. Decidió grabar con resolución Full HD debido al espacio de almacenamiento disponible en ese momento. «Cada día hacía dos copias de seguridad del material original, por lo que necesitaba ahorrar espacio, no iba a conseguir más», explica.

An Iraqi Special Operations Forces soldier points a rifle through a small opening in a window. The barrel of the rifle rests on a cushion on the window sill. Captured with a Canon EOS C300 Mark II in Mosul, 2017. © Olivier Sarbil
Olivier buscaba una cámara compacta y bien equilibrada que le permitiera ser flexible y responder rápidamente al detectar una buena toma. La EOS C300 Mark II de Canon resultaba perfecta, ya que le proporcionaba una gran portabilidad en esas situaciones de tensión que pueden cambiar en un instante. Captado con una EOS C300 Mark II de Canon en Mosul en 2016. © Olivier Sarbil

Durante la postproducción, Olivier estuvo involucrado a diario en el proceso de edición junto con su codirector James Jones. «Yo también soy editor y grabo vídeos teniendo en cuenta la edición, tengo el arco y una idea de cómo crear la historia», afirma. «Probablemente esa sea la parte más difícil por haber sido fotógrafo antes. Sabes de composición y mucho más, pero muchos fotoperiodistas no saben cómo crear una secuencia que funcione en vídeo».

«El arco de Mosul es trágico y predecible, culmina en muerte y desesperación, y, a pesar de eso, no tiene una moraleja subyacente», dice el realizador. «Se trata de los muchos tonos de gris de una guerra».

La película sin duda ha tenido una gran acogida entre los espectadores, lo que le ha valido el Emmy 2018 a la mejor película documental, además de otros premios. Pero, a pesar del reconocimiento a su trabajo sobre conflictos, a Olivier no le interesa la etiqueta de cineasta de guerra. «No soy un fanático de la guerra», afirma. «Algunas personas hacen las maletas y están allí en cuanto empieza una guerra, pero yo solo voy si tengo una historia que grabar».


Para obtener más información sobre Olivier y su trabajo, visita su página web. Ten en cuenta que parte del contenido puede herir la sensibilidad.

Escrito por Steve Fairclough


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