EOS R de Canon
Una innovadora cámara Mirrorless de fotograma completo que establece nuevos estándares. Sobre ella, Maciek apunta: «Además, dispone de una función que siempre he querido tener: un obturador completamente silencioso».
ARTÍCULO
Todos los días, el embajador de Canon Maciek Nabrdalik acudía a la misma cafetería, situada en el límite de la zona de exclusión de Chernóbil. El fotógrafo documental polaco, además de barista cualificado, había enseñado a la propietaria a preparar un mejor café con su antigua y desgastada cafetera. Una mañana, mientras estaba en la calle junto a la cafetería, con la cámara al hombro y su taza de café en la mano, empezó a charlar con un sepulturero de la zona.
Al ver la cámara de Maciek, le preguntó por qué no estaba haciendo fotos como los demás turistas, gente que llegaba en autobús a tomar fotografías del lugar donde se produjo uno de los mayores desastres nucleares del mundo. Esos turistas, comentaba el sepulturero, veían el lugar como si de un safari se tratara, y a los habitantes como animales moribundos. Maciek contó al sepulturero que era fotógrafo, no un turista, y que no era su estilo hacer fotografías de la gente sin su permiso.
El fotógrafo ya había visto el tipo de imágenes de las que le hablaba el sepulturero. Había visto documentales sobre la explosión del reactor 4 que voló el tejado de la central nuclear y liberó 400 veces más radiación que la bomba atómica lanzada sobre Hiroshima. Sabía que el desastre obligó a miles de personas a abandonar sus hogares en abril de 1986, que la zona circundante se empezó a conocer como la zona de exclusión y que, a día de hoy, sigue siendo uno de los lugares más radiactivos de la Tierra.
El sepulturero invitó a Maciek a que le acompañara a un funeral al día siguiente. Para Maciek, supuso el inicio de una relación con Chernóbil y sus habitantes que duraría más de una década, y un proyecto que le permitiría superar un miedo muy personal.
Maciek tenía seis años cuando sucedió el desastre de Chernóbil. Su madre y su abuela estaban aterrorizadas por la radiación, que se extendía en amplias regiones de Europa. Era el único niño de su clase de preescolar que no podía beber leche porque su madre temía que estuviera contaminada.
«El miedo al peligro oculto me acompañó durante la mayoría de mi juventud y mi vida adulta. Cuando tuve la oportunidad de visitar Chernóbil, y afrontar ese peligro, no lo dudé. Fui allí para intentar entender mi miedo», cuenta Maciek.
Durante su adolescencia, Maciek siempre fue un aficionado a la fotografía, pero en la universidad estudió informática. Viajó a Estados Unidos con un programa de intercambio y trabajó en una piscina en Nueva Jersey. Su supervisor británico, Jack Wright, era un antiguo editor de revistas, por lo que Maciek le mostró su trabajo. Cuando Jack recibió un encargo de un periódico británico para que escribiera una historia sobre Nueva York tras el 11S, dio a Maciek su primera oportunidad contratándolo para realizar las fotografías del artículo, a pesar de que Maciek ni siquiera tenía cámara. «Jack me contó que aceptaría el encargo, pero solo con un fotógrafo con el que llevara bastante tiempo trabajando. Dijo [al periódico] que se me había roto la cámara digital en otro encargo, lo cual era una completa mentira. No había hecho un encargo en mi vida».
Cuando volvió a Polonia, Maciek encontró trabajo en un periódico. Pasados unos años, ganó un premio por una fotografía del antiguo primer ministro alejándose en una limusina tras perder unas elecciones en 2005. Le proporcionó «un buen dinero», que invirtió sabiamente en un seminario de la Agencia VII.
Tras el seminario, dejó el periódico para hacerse autónomo –«libre», recalca como palabra clave– y centrarse en proyectos que tuvieran un significado para él. Fotografió el 2.º concurso de belleza de mujeres transexuales polaco y, más tarde, publicó un libro sobre las comunidades LGBTQ en Polonia. Documentó también las vidas de jóvenes portugueses que migraron a otros países. Y en 2013, en su primer libro, The Irreversible, recopiló imágenes e historias de supervivientes al holocausto de todo el mundo. Maciek se consolidó como uno de los principales fotógrafos documentales del mundo. Y ahora, instalado en Varsovia, es miembro de la Agencia VII.
Hasta ahora, Maciek ha estado en Chernóbil 14 veces. Ofrecía a distintas revistas pequeños relatos, especialmente en torno a los aniversarios del desastre, pero financió los viajes con su propio dinero. Recorrió las alambradas de púas que rodeaban la zona de exclusión en los distintos pueblos y aldeas. A las personas de un lado de la valla se les designó como víctimas, a diferencia de las del otro lado, por lo que no recibieron la misma indemnización. Además de suponer un desastre nuclear, también lo fue en el plano sociológico, puesto que la central eléctrica era la principal empresa de la zona. Dejó a la mayoría de la población masculina, a ambos lados de la valla, sin empleo y sin futuro.
Maciek se deja llevar por la gente y la situación. Nunca manipula sus fotografías ni las repite. «Simplemente me relaciono con la gente y dejo que todo fluya. No me preocupa que un día no pase nada porque sé que al día siguiente sucederá algo muy interesante».
A los habitantes de los pueblos que rodean la central se les permite volver un día al año a la zona de exclusión. Aprovechan la visita para atender las tumbas de familiares y visitar las ruinas de lo que llaman hogar. Maciek les acompañó en algunas ocasiones. Las personas le llevaban al interior de edificios abandonados y llenaban las estancias vacías con sus recuerdos. Hablaban de los hermosos jardines, la fruta que cultivaban y el ganado que criaban. «Me lo describían tan claramente que era capaz de ver las mejores manzanas del mundo, las ciruelas más dulces y las hermosas vacas que tenían. Todo eso había desaparecido».
Maciek utiliza frecuentemente cámaras de la serie 5D de Canon –actualmente la EOS 5D Mark IV de Canon– con tres objetivos: el EF 28mm f/2.8 IS USM, el EF 35mm f/1.4 USM y el EF 40mm f/2.8 STM de Canon. Le gustan estos objetivos porque son pequeños, resistentes y versátiles. Hace poco, también probó la EOS R, la primera cámara Mirrorless de fotograma completo de Canon, con un objetivo RF 35mm f/1.8 IS Macro STM de Canon. Varias de sus funciones se adaptaron a su estilo discreto y natural; especialmente el enfoque automático que detecta el ojo, gracias al cual, con un simple toque en la pantalla sobre los ojos de una persona, el enfoque sigue su mirada. Desde la sesión de Maciek, varias actualizaciones de firmware han ampliado el AF con detección de ojos para añadir compatibilidad con Servo AF.
No utiliza iluminación artificial y siempre fotografía en modo manual, ajustando la configuración mientras camina por las calles. Prefiere utilizar el modo Visión en directo, que le permite visualizar el encuadre en tiempo real en la pantalla LCD de la cámara. Al ser alto, incluso cuando fotografía a personas de una altura media, tiene que inclinarse y doblarse para evitar que la parte superior del encuadre quede vacía. Sin embargo, gracias al modo Visión en directo, al sostener la cámara a la altura del pecho o la barbilla, puede realizar fotografías de forma más cómoda. La pantalla táctil de ángulo variable de la EOS R de Canon se mueve tanto vertical como horizontalmente, por lo que puede visualizar la pantalla con facilidad en cualquier postura.
Además, el modo Visión en directo le ofrece otras ventajas en su trabajo. Según él, hace que baje el ritmo y, de esa forma, sus fotografías son más precisas. Puede ver la composición más claramente en la pantalla que a través de un visor, por lo que recorta mucho menos durante la posproducción. Además, el uso de Visión en directo suele hacer que sus sujetos se encuentren más cómodos. Compara fotografiar a través de un visor con apuntar a una persona con una pistola: se bloquean. El disparo silencioso también le aporta esa privacidad que busca.
«El uso de la pantalla es parecido a cómo la gente hace fotos con sus teléfonos. De esa manera, se sienten cómodos. Si pueden mirarte a los ojos, se sienten mucho más tranquilos porque todo es menos agresivo. Al verme los ojos, ven mis intenciones».
«Además, dispone de una función que siempre he querido tener: un obturador completamente silencioso. Muchas veces el sonido del obturador perturba la intimidad de la situación. El disparo silencioso les ayuda a acostumbrarse a mí, a estar más cómodos».
En 2016, Maciek publicó Homesick, un libro sobre sus viajes a Chernóbil. El título hace referencia a la nostalgia que sienten esas personas que tuvieron que huir de sus hogares, pero también a la enfermedad que ha provocado la radiación que rodea sus casas. Como era de esperar, Maciek se dio cuenta de que echaba de menos el lugar, por lo que, tras publicar el libro, volvió dos veces.
«Ahora ya no temo a la radiación porque la entiendo mucho mejor. Sé cómo moverme por la zona de exclusión, cómo estar a salvo. Me di cuenta de que lo que me ayudó a controlar este miedo no fue estar en ese lugar, sino la gente que vive allí».
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El equipo clave que utilizan los profesionales para capturar sus imágenes
Una innovadora cámara Mirrorless de fotograma completo que establece nuevos estándares. Sobre ella, Maciek apunta: «Además, dispone de una función que siempre he querido tener: un obturador completamente silencioso».
Esta réflex de fotograma completo de 30,4 MP captura con un increíble nivel de detalle, incluso en situaciones de contraste extremo. «Es mi herramienta principal. Lo tiene todo: es silenciosa, pequeña y resistente», afirma Maciek.
Un versátil objetivo de 35 mm de alta calidad ideal para fotografía urbana, de viajes y primeros planos.
Portátil y asequible, el EF 28mm f/2.8 IS USM es un objetivo gran angular perfecto para todo tipo de fotografía. «Al ser pequeño, ligero y económico, en combinación con la EOS 5D Mark IV, es la herramienta más discreta y eficiente que puedas imaginar», afirma Maciek.
Un objetivo gran angular estándar venerado por los fotógrafos de reportajes por su perspectiva natural, sus resultados con poca luz y su excelente rendimiento óptico. «Me encanta la calidad de imagen, el contraste y la reducida profundidad de campo que ofrece este objetivo», nos cuenta Maciek.
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