Volviendo a la actualidad, estuviste en Grecia fotografiando la crisis de los refugiados en Europa junto con muchos otros fotógrafos. ¿Cuál fue tu experiencia en ese acontecimiento?
Viajé tres veces a Europa durante ese tiempo. En el primer viaje, llegué a Belgrado justo cuando iban a cerrar la frontera de Hungría. En ese momento los refugiados se redirigían hacia Croacia y Eslovenia. Me recogió en el aeropuerto un hombre que iba a ser mí guía e intérprete, y nos dirigimos directamente en esa dirección, sin saber lo que encontraríamos.
Vi a un grupo de personas caminando por los campos de cultivo. Salí del coche y empecé a seguirlas. Le dije a mi guía: «No sé dónde voy. A ver si puedes encontrarme al final del día». La gente no sabía ni siquiera el país en el que estaba. No creo que supieran a dónde iban. Los movían la desesperación y la esperanza. Se abrieron camino entre los campos de cultivo y finalmente llegaron a una estación de tren. Nadie sabía si llegaría un tren ni dónde los llevaría.
Desde allí, fui a Lesbos, en Grecia, para fotografiar a las personas que cruzaban desde el estrecho de Turquía y llegaban a la playa. Por último, fui a Idomeni, en la frontera entre Grecia y Macedonia. La frontera estaba cerrada y las personas se apilaban en sucios campamentos de tiendas de campaña entre el barro y la lluvia. Esto estaba ocurriendo en el siglo XXI en Europa. Si hubieran tenido pieles de animales en lugar de tiendas de campaña de alta tecnología, podría haber sido la Edad Media.
Hoy en día, las noticias falsas forman parte de la agenda, y la gente está desconcertada porque no sabe distinguir los hechos de la ficción, y lo que puede ofrecerles la fotografía. ¿Qué piensas de las noticias falsas y el dilema sobre la veracidad y credibilidad en la fotografía?
El periodismo depende de la integridad. Las organizaciones o las personas que dan la vuelta a las cosas en el sentido contrario, o que mienten abiertamente, están ensombreciendo la profesión de manera injustificada. Los mejores periódicos y revistas, cadenas de televisión y servicios de televisión por cable siguen un código ético y unos estándares. La gente puede confiar de verdad en esas organizaciones con un historial demostrado. Si los políticos acusan a esas organizaciones de emitir noticias falsas, probablemente se deba a que la verdad no se ajusta a sus propósitos. Creo que debemos dar crédito a las personas para que puedan poner en orden esas cosas por sí solas.
¿Crees que el periodismo del siglo XXI está en una buena situación?
Sí, creo que está en una situación muy saludable y está evolucionando. El periodismo es necesario para que la sociedad funcione correctamente. No va a desaparecer. Se hará más fuerte. Sean cuales sean las herramientas que utilicemos en la actualidad, las utilizaremos de forma adecuada. Luego, cuando surja algo más, nos adaptaremos a ello. No puedo hablar demasiado del aspecto económico de la gestión de una empresa de noticias porque no lo sé todo al respecto, pero estoy seguro que la gente que lo sabe está buscando nuevas formas de adaptarse.