«Cada día nos despertábamos, nos tomábamos un café, nos sumergíamos en el agua durante una hora, salíamos y desayunábamos», dice Fergus. «Tienes que hacer una pausa entre cada inmersión para la descompresión, para dejar que el nitrógeno salga de la sangre (y evitar el peligroso síndrome de descompresión, conocido también como mal de presión). Luego hacíamos otra inmersión. Durante los descansos, especialmente cuando estaba muy emocionado por lo que había visto bajo el agua, sacaba la tarjeta de memoria, hacía una copia de seguridad y echaba un vistazo a las imágenes y el metraje».
Antes, Fergus utilizaba cámaras independientes para capturar vídeos y fotos bajo el agua, pero una configuración de dos cámaras puede ser difícil de gestionar bajo la superficie. «La Canon EOS 5D Mark IV fue la primera cámara que, para mí, capturaba vídeo de alta calidad y fotos realmente buenas, algo fantástico cuando estás de viaje», explica, añadiendo que tener una sola cámara réflex, en lugar de una pesada cámara de cine, «supone una verdadera diferencia en el exceso de equipaje que acabas pagando».