«Desplazado» es una palabra difícil y no se ve a menudo en los medios de comunicación. Tal vez porque no provoca emociones particularmente fuertes como por ejemplo, «refugiado». Sin embargo, aprendimos que ambas coexisten (literalmente) cuando nos asociamos con los fundadores de KiNO durante nuestros talleres del Canon Young People Programme con jóvenes ucranianos.
La cineasta y fotógrafa Valya Korabelnikova y la directora de cine Vera Pirogova han pasado los dos últimos años ofreciendo clases de fotografía y cine a más de 300 adolescentes ucranianos desplazados y refugiados. Estos jóvenes han acabado dispersos por toda Europa, y tienen que lidiar con pérdidas, temores, nostalgia, incertidumbre y muchas otras situaciones. Cosas con las que ningún adolescente debería tener que lidiar durante los años más formativos de sus vidas. «Porque para alguien de 14 a 18 años, este desplazamiento es enorme», explica Valya. Estaban aventurándose en el mundo, aprendiendo sobre la sociedad. Apenas habían comenzado a experimentar su sentido de la independencia cuando sus vidas cambiaron radicalmente de la noche a la mañana.
«Es una enorme injusticia», dice Valya. «Pero sentía que no podía hacer nada, que solo era una artista. No tengo el dinero que hace falta para ayudarles. Pero entonces me di cuenta de que mi poder es mi conocimiento y mi red de contactos, y puedo usarlo para hacer algo bueno para la gente real». Desde entonces, ella y Vera han dedicado todo su tiempo libre a buscar y trabajar con jóvenes ucranianos, formándoles dondequiera que estén y con cualquier medio a su alcance. Ofrecen cursos online y presenciales, y se asocian con educadores locales y el Canon Young People Programme para garantizar que los estudiantes tengan el equipo adecuado en sus manos y la ayuda que necesitan, especialmente cuando Vera y Valya no pueden estar con ellos cara a cara.
Por ejemplo, consiguieron celebrar talleres de KiNO en Zaporiyia, una zona del sudeste del país que alberga la mayor central nuclear de Europa y que ha sido el objetivo de ataques militares desde que comenzó la guerra. A través de la fuerza de sus conexiones, no solo pudieron encontrar educadores locales, sino que también dieron a algunos de ellos que habían abandonado la ciudad un motivo para regresar, al ofrecerles una oportunidad única para trabajar en un área de primera línea de los ataques. Los equipos de la sede de Canon Europe en Londres y los equipos locales de Canon Ukraine se involucraron para asegurarse de que los estudiantes contaran con el equipo adecuado para aprender. Como te puedes imaginar, la logística para hacer esto posible es complicada, pero esta complejidad es insignificante si tenemos en cuenta que los tutores necesitaban incluir los refugios de emergencia contra bombardeos en los planes de las lecciones. Lamentablemente, el pueblo de Ucrania está demasiado acostumbrado a hacerlo.
«Nuestro equipo de Zaporiyia tenía dos aulas preparadas en caso de que se oyera una sirena de emergencia de ataque aéreo», explica Vera. «Una está en la superficie y la otra es un refugio contra bombardeos. Tienen una gran pantalla de presentación para las clases y todo está preparado. A veces la gente tiene que refugiarse durante horas aquí, y estamos muy agradecidas a los profesores y al Centro Juvenil de Zaporiyia por hacerlo posible».
Vera y Valya han organizado talleres en Ucrania, Estonia, Georgia, Alemania y el Reino Unido. Estos talleres abarcan una amplia gama de técnicas, desde la fotografía documental y el trabajo con cámaras analógicas, hasta el collage y el arte urbano. Juntas han creado una comunidad de jóvenes artistas ucranianos que están utilizando su creatividad para explorar y procesar su nuevo mundo, pero el trabajo que están creando está lejos de ser solo una forma de lidiar con la situación que están viviendo. «Los estudiantes crean obras de arte de gran calidad», dice Valya. «Para nosotras, es importante que KiNO no sea solo una terapia artística social. Realmente estamos tratando de encontrar algo nuevo en el ámbito del arte visual con cada estudiante».
El consenso es que han tenido éxito. En la medida de lo posible, cada curso de KiNO concluye con una exposición de arte, incluso el de Zaporiyia. Es una oportunidad para reunir a sus nuevas comunidades y compartir sus logros, así como sus perspectivas. Los equipos locales de Canon de cada país ayudan a Vera y Valya en la impresión de las obras de arte de sus estudiantes a fin de que estén listas para su exposición en el lugar que elijan. Por supuesto, el trabajo no es solo de fotografía, también han expuesto muchas películas durante estos eventos. El trabajo es maduro, como se puede esperar, pero también es hábil e inteligente, y está ejecutado con el tipo de pulido profesional que se puede esperar de creativos mucho más mayores que ellos. Esto no es otra cosa más que un testimonio del amor por su medio, el compromiso con su arte y el hecho de estar con educadores que los ven como el futuro del storytelling.
Ninguna de las dos endulza lo que se necesita para tener éxito, las largas horas de trabajo, bien entrada la noche y temprano por la mañana. Y, para ellas, cada estudiante se beneficia de la experiencia sobre el terreno de su tutor. Pero aunque puede ser difícil encontrar un equilibrio en sus vidas como artistas y profesoras, ambas son todo energía, optimismo y determinación. «Tenemos grandes planes», dice Valya simplemente. No cabe duda de que esta joven comunidad de creativos ucranianos seguirá creciendo y les ayudará a convertir las historias de su desplazamiento en un poderoso movimiento artístico.
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