La escuela perfecta, perfectamente impresa

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Escritura de un niño sobre un fondo pintado de morado y azul. En holandés dice: «Blijf life voor elkaar!», que en inglés significa «Sé siempre amable con los demás».

«Acuden a nosotros porque a veces han tenido problemas en el sistema educativo ordinario, han abandonado los estudios y necesitan temporalmente un poco más de cariño, cuidado y compasión de nuestra gente para luego volver con orgullo a sus centros», Guido Nijboer, director ejecutivo de la Wijnberg School.

«Compasión» es una palabra tan hermosa. Sugiere respeto, escucha y, lo que es más importante, nada de juicios. Este es exactamente el espíritu con el que Canon participó en De Wereld van de Wijnberg (El mundo de Wijnberg), un concurso organizado por De Wijnberg, una escuela que ayuda a niños y jóvenes en momentos difíciles de sus vidas. El concurso refleja el espíritu de la escuela e invita a los jóvenes a contar su verdad y ayuda a que sus voces se escuchen de nuevas formas y por nuevos públicos.

De Wijnberg invita a participar a todas las escuelas primarias de Limburgo, provincia del sur de los Países Bajos, y este año unos 1200 niños aceptaron al reto de responder a «¿cómo será la escuela del futuro?». Es una pregunta inteligente porque reconoce discretamente que las escuelas reflejan la sociedad y pueden ser un microcosmos de la experiencia del mundo en general. Las ideas se pueden presentar en cualquier formato creativo: películas, pinturas, obras de teatro, fotografías e incluso monólogos. Y todas las creaciones arrojarán luz, sin duda, sobre qué cosas les gustaría ver en el mundo. Por supuesto, tampoco estaban solos a la hora de inspirarse, ya que el equipo de De Wijnberg orientó en gran medida a las escuelas. Asimismo, el 11 de enero, Canon Benelux también organizó una gran reunión online para todos los participantes, en la que el embajador de Canon, Ahmet Polat, habló en directo desde nuestro estudio de radiodifusión de Den Bosch y compartió las muchas formas creativas en que se puede utilizar la narración para dar vida a las ideas. A él se unió nuestra especialista local, Nadine van Eeuwijk, que habló sobre el mundo de la impresión.

Debidamente inspirados, los estudiantes se reorganizaron rápidamente con sus profesores para empezar a trabajar, pensando en las muchas maneras en que la escuela –y por lo tanto el mundo– podría ser mejor. Tenían que presentar estos conceptos a los organizadores y había mucha presión. Solo se seleccionarían quince conceptos de aquellos que optaran por diseñar obras de arte y pósteres, y estos grupos serían invitados a las oficinas de Canon Production Printing en Venlo para disfrutar de un día muy especial.

Grupo de niños reunidos en torno a un adulto que les enseña cómo utilizar una pequeña impresora Canon.
Hombre de pie frente a un atril, junto a una pantalla, en una presentación ante unos jóvenes que están de espaldas a la cámara.

La jefa del proyecto, Sandra van Horen, y su equipo sabían que recibirían a un gran número de visitantes en su sede y habían preparado minuciosamente cada detalle de la jornada. Sin embargo, nada podía prepararlos para la energía que trajeron consigo 150 jóvenes, profesores, padres y cuidadores. El edificio rebosó de vida, risas y aprendizaje durante todo el día, mientras los estudiantes pasaban de una sesión a otra. Por la mañana, aprendieron sobre el trabajo en los sectores creativos y todos los diferentes tipos de trayectorias profesionales que podrían estar disponibles para ellos en el futuro. Para subrayar este aspecto, se les presentó al cineasta y embajador de Canon Michael Zomer, cuyo trabajo le ha llevado a viajar por todo el mundo realizando reportajes sobre el impacto humano para Discovery Channel y Red Bull, entre otros.

Sin embargo, Michael no lo tuvo nada fácil. Para él, la escuela fue todo un reto y se sinceró sobre su dislexia, hablando sobre cómo pasó de tener dificultades educativas a encontrar su vocación como cineasta. Esto tocó realmente la fibra sensible de los estudiantes, algunos de los cuales eran también neurodivergentes, entre ellos varios autistas. Tim Ten Cate, de Canon Netherlands, que impartía talleres de narrativa visual en el evento, recuerda lo mucho que Michael gustó a todos. «No paraban de hacerle preguntas», se ríe. «Era como un famoso y querían hacerse una foto con él. Creo que esta fue una de las sesiones más maravillosas porque los niños estaban realmente intrigados por su historia».

La tarde fue muy práctica en el Centro de Experiencia del Cliente de Canon, con grupos de jóvenes que participaron en varias actividades, incluido un taller de fotografía, en el que los miembros del equipo de Canon, Frederic Vaneesbeck y Berend Janssens, les enseñaron a fotografiar objetos sumergidos en agua. Tim enseñó a los grupos los fundamentos de la creación de imágenes, utilizando el trabajo de fotógrafos locales para demostrar técnicas de iluminación y generar animados debates sobre las historias que veían en cada imagen.

Una pieza impresa tridimensional, en la que los cuatro lados están unidos por juntas de cola de milano. Muestra rayas en los colores del arco iris, y cada raya incluye un eslogan diferente escrito en holandés sobre inclusividad, como «ben jezelf!» (¡sé tú mismo!) y «gay is oke!» (¡lo gay está bien!).
Cabeza y hombros de un joven de espaldas. Están mirando un cartel dibujado a mano contra el acoso escolar.

Sin embargo, los ojos se les abrieron de par en par cuando los estudiantes se reunieron con un equipo de expertos que les mostraron de qué era capaz cada impresora Canon. Fue entonces cuando surgió la magia, y sus quince obras de arte de la «escuela del futuro» se transformaron. «Sabía que había impresoras grandes, ¡pero nunca pensé que serían tan grandes!», exclamó un joven, mientras sus trabajos se imprimían en nuestros dispositivos Colorado, Arizona ColorWave, imagePRESS e imagePROGRAF.

Las máquinas colocaron sus creaciones sobre metacrilato transparente, las reinventaron como puzles e incluso aplicaron un tratamiento que permitía conectar varias impresiones como un objeto tridimensional. Pero no se trata solo del valor de la novedad: al pensar de forma creativa sobre cómo debían presentarse sus carteles, más allá del formato tradicional, los alumnos también se plantearon cómo llegan las historias al público y cómo le impactan. En resumen, aprender sobre la impresión les enseñó que hay más de una forma de comunicar un mensaje importante.

Las obras se presentaron en la gran final de De Wereld van de Wijnberg, en el teatro de Venlo, en marzo. Se invitó a diez grupos a presentar o interpretar sus visiones de futuro ante padres, cuidadores y amigos. Y se anunció que los trabajos compondrían una exposición itinerante en Limburgo hasta finales de año, para el entusiasmo de todos los participantes: estudiantes, profesores, escuela De Wijnberg y el equipo de treinta o más compañeros de Canon que dieron la bienvenida, acogieron y enseñaron a los estudiantes. «Fue fantástico compartir nuestros conocimientos sobre impresión, fotografía y videografía, e inspirar a los chicos a traducir todo esto en bellas imágenes», afirmó Wilco Verheij, director sénior de Workspace, que fue el primero en presentar a Canon y De Wijnberg. «Estamos orgullosos de apoyar a los estudiantes a contar su historia, no solo durante el concurso, sino también después».

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