Un trabajo lento y rápido
Tras cuatro décadas viajando, Jean no está hecho para estar tranquilo. Mientras hablamos, está conjugando varios proyectos —incluido un estudio en curso sobre el faro más antiguo del mundo en Cordouan (Francia), una serie del jardín del pintor Claude Monet en Giverny (Francia) y un estudio en Níger, inspirado en el cineasta y etnólogo Jean Rouch—, pero en los últimos años ha combinado este enfoque documental con una perspectiva más «contemplativa».
«La fotografía, como todas las profesiones, supone un aprendizaje continuo. Todavía sigo aprendiendo sobre mí mismo y sobre el mundo», cuenta. «Por ejemplo, cuando fotografío a personas que están trabajando, tengo que mirar y registrar sus acciones, ya que hay que buscar los momentos decisivos. En cambio, cuando capturo paisajes, las montañas no se mueven, pero la luz cambia lentamente. Trabajo con estos dos registros o comportamientos, lento y rápido, pero también puedo ser rápido al capturar paisajes o lento cuando fotografío a personas. En cualquier caso, soy una persona que no se precipita, suelo analizar cada situación».
El consejo de Jean para los fotógrafos que estén empezando es que sean tenaces, como lo fue él con 25 años al dirigirse al ministro que le permitió entrar en las cárceles. «Mantén el equilibrio. Sé tú mismo y no mientas», afirma. «Al principio, es importante aliarte con fotógrafos, o pintores, cineastas y otras personas con una gran capacidad visual, a quienes admires y que puedan influenciarte para desarrollar una cultura visual». Dicho esto, «también es importante ser fiel a tu origen y a tus propias motivaciones. No olvides tu identidad». Es un consejo que el mismo Jean intenta seguir, incluso después de 40 años. «Intento ser el mismo, ser sincero y empezar siempre como un principiante», cuenta. «Tienes que conservar esa curiosidad infantil».