«Cuando grabas momentos íntimos como este, es muy importante que estés cerca», afirma Giulio. «Por ejemplo, cuando grabé a la familia sujetando al bebé, necesitaban saber que yo estaba ahí, que formaba parte de la historia. Necesitaban confiar en mí. Y eso lleva tiempo». © Giulio Di Sturco
Giulio Di Sturco estaba en una playa de la Toscana con su familia cuando se puso a hablar con otro veraneante. «Tu hija nació prematura, ¿verdad?», le preguntó el hombre. Resulta que aquel desconocido era el profesor Charles Christoph Roehr, presidente de la Sociedad Europea de Investigación Pediátrica y uno de los principales intensivistas neonatales y científicos clínicos del mundo.
El doctor había reconocido el chupete de la hija de Giulio como uno de los tipos diseñados para bebés prematuros. El fotógrafo y cineasta pasó sus dos primeros meses de paternidad en el hospital, vigilando a su entonces diminuta hija en una incubadora. El profesor le contó a Giulio todo sobre su trabajo en la pionera Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales (UCIN) del Hospital Southmead de Bristol (Reino Unido), una de las pocas UCIN del mundo especializada en ayudar a sobrevivir a bebés nacidos antes de las 24 semanas.
«La medicina fetal es bastante nueva: tiene unos 20 o 30 años», comenta Giulio. «A los bebés prematuros se les llama "bebés milagro" porque si hubiesen nacido en otra época, no habrían sobrevivido. Las incubadoras han evolucionado de forma que ahora pueden mantener la temperatura y la humedad. Hasta hace cinco años, el tratamiento era mucho más invasivo. Charles intenta hacer lo menos posible para que el bebé elija sobrevivir». Por ejemplo, la UCIN fomenta el contacto «piel con piel» entre el bebé y los padres, cuidadosamente supervisado por los enfermeros de cuidados intensivos.