«Lo que me encanta de la técnica de contraluz es que crea zonas iluminadas y sombras sin nada entre medias», comenta Kim. «Lo que hace es eliminar todos los detalles de las imágenes para crear estos paisajes de ensueño en los que no se reconoce a la gente». Describe estas escenas como una especie de «mundo medio», un espacio de meditación, fuera de la vida cotidiana, donde todo es posible.
Mientras indagaba en su archivo, encontró una gran cantidad de imágenes capturadas con su cámara apuntando directamente a la fuente de luz y algunas tenían más de 15 años. Al principio, se interesó por este estilo debido a motivos pragmáticos. «Un editor fotográfico de un medio importante ve miles de imágenes al día. La primera vez que interactúan con estas imágenes tienen un tamaño de miniatura, y las imágenes a contraluz destacan». Como esta técnica es tan impactante, Kim cree que funciona mejor con una imagen por sí sola que como parte de un fotorreportaje, de otro modo podría resultar apabullante frente a las otras fotos. Kim encontró alrededor de 150 imágenes en su archivo, que editó y redujo a 35 antes de salir a realizar algunas más.
«La mayoría de fotógrafos pasan por un proceso que consiste en concebir algo, darle forma y, después, decidir cómo lo van a fotografiar. Esto fue mucho más natural», explica. La mayoría de las imágenes las ha capturado mientras realizaba encargos, aunque no necesariamente para estos. La foto de la piscina, por ejemplo, la tomó mientras daba un paseo por la tarde tras cubrir una carrera de ciclismo de montaña. Muchas otras son del AfrikaBurn (el festival Burning Man de Sudáfrica), que tiene lugar de forma anual en el parque nacional Tankwa Karoo.