Tranquila, serena y compasiva: Zoë Rose se encarga de la ciberseguridad en Vogue

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Manos de una mujer sobre un teclado, fotografiadas desde arriba.

Perdón por la introducción poco convencional de Zoë Rose, nuestra Security Operations Manager para EMEA, pero hay algo que debemos aclarar desde el principio. Zoë es una auténtica diva. Los más jóvenes que están entre nosotros podrían incluso decir que «es la bomba». Y tendrían razón. Pero, para que quede claro, no es porque sea una mujer. Es porque hace que la ciberseguridad sea genial. Sí, has leído bien: ciberseguridad.

¿Quieres ver pruebas? Bueno, ¿bastaría con una entrevista en Vogue?

«Me hace parecer más genial de lo que soy», comenta. «Se trata simplemente del tipo de cosas que hacía en mi trabajo anterior». Dejando a un lado la elegante sesión de fotos que la acompañaba, se refiere a una consultoría internacional de reputación y privacidad, donde trabajaba como consultora, protegiendo a personas y famosos de alto perfil y gran patrimonio, además de asegurarse de que los dispositivos de los mejores abogados estuvieran protegidos a un nivel que la mayoría de nosotros nunca necesitará. «Se trataba de situaciones de riesgo extremadamente alto», añade, con su habitual modestia. «La mayoría de la gente, por lo general, no tiene que tratar con amenazas de Estado. Pero era divertido, a veces casi parecía una película de espías».

Debido a sus excepcionales habilidades, cabría esperar que Zoë se hubiera decantado por esta carrera desde muy joven, pero su trayectoria dista mucho de la típica trayectoria de colegio, universidad y posgrado. Ella misma fue objeto de una persona malintencionada y víctima de ciberdelincuencia. Por lo tanto, decidió aprender a prevenirla y también quería ayudar a los demás. «Empecé a investigar lo que los agentes de policía me decían que era tan complejo, cómo funciona Internet y cómo están conectadas las cosas», explica. «Por qué hacemos las cosas de la forma en la que las hacemos y dónde puedo mejorar, no solo a nivel personal, sino desde una perspectiva profesional».

Zoë Rose, con gafas, está sentada de lado en una silla con respaldo alto y tapizada de terciopelo rojo. Su espalda se inclina hacia un brazo y sus piernas descansan sobre el otro lado. Es pelirroja, tiene el pelo largo y lleva un jersey de cuello alto rojo, leggings negros brillantes y botines de tacón alto.

Imagen cedida amablemente por Zoë Rose

A los veinte años, Zoë se unió a Cisco Dream Team, una especie de programa de prácticas, donde ayudó a la empresa en su conferencia anual, configurando y manteniendo la red para más de 25 000 asistentes. Fue ahí donde descubrió lo enorme, influyente y solidaria que es su nueva comunidad técnica. Aprendió de expertos del sector, siguió sus consejos, estableció contactos y, antes de darse cuenta, estaba en un avión rumbo a Reino Unido, adentrándose en un mundo de oficinas en las que se buscaban micrófonos ocultos y se enseñaba a personas de alto riesgo cómo mantenerse a salvo. «Incluso tuve que pintar la parte inferior de los portátiles con esmalte de uñas para que, si alguien desatornillaba los tornillos, lo viera», sonríe.

A través de esta comunidad entró en contacto por primera vez con nuestro Senior Director of Information Security, Product Security and Global Response, Quentyn Taylor, quien la animó a solicitar un puesto en Canon. «Cuando me incorporé, estaba embarazada de ocho meses», comenta. «Y cuando me presenté para mi puesto actual, estaba embarazada de mi segundo hijo. El trabajo requería estar disponible, pero mi jefe fue comprensivo y me apoyó en todo».

El cambio de enfoque, pasando de la seguridad de una sola persona o un grupo de personas a la de una organización en toda la región de EMEA como Canon, puede parecer el cambio más intimidante que se pueda imaginar, pero no lo fue para Zoë, que considera que la preparación lo es todo. «Me preparo para el fracaso porque soy realista», explica. «Analizo dónde pueden surgir problemas y pienso en cómo podemos protegernos contra ellos. No es negatividad, es simplemente ser consciente de que existen estas situaciones». Sus planes evolucionan a diario, incluso cada hora, al igual que las amenazas, por lo que ella y su equipo deben estar en un estado de preparación casi constante, listos para entrar en acción.

Si te preparas teniendo una base sólida, sabes que tienes un control por capas. De forma predeterminada, tu infraestructura estará segura.

El trabajo preliminar facilita en gran medida la respuesta a los incidentes, por lo que Zoë dedica mucho tiempo a asegurarse de que sus herramientas, los servicios y los proyectos cotidianos funcionen como deberían, así como a establecer relaciones esenciales en toda la empresa y, por supuesto, a vigilar constantemente el panorama de amenazas. «Necesito estar constantemente al tanto de lo que se puede utilizar en nuestra contra, especialmente a medida que tecnologías como la IA crecen y maduran. Un buen ejemplo es el phishing. Sigue siendo una forma muy común de explotar una organización y la IA lo hace más fácil», explica. «Los ciberdelincuentes no tienen que esforzarse mucho para crear correos electrónicos dirigidos, que están escritos en un lenguaje cotidiano normal. Esto les da más opciones para crear campañas». Estos avances forman parte del trabajo diario de Zoë, que, como madre soltera de dos niños pequeños, sabe muy bien cómo mantener la calma bajo presión y seleccionar con criterio dónde dirigir su energía.

«Si te preparas teniendo una base sólida, sabes que tienes un control por capas. De forma predeterminada, tu infraestructura estará segura. Si un usuario hace clic en un enlace de phishing, tenemos otras medidas para mitigarlo». Pero, añade, «También es muy importante saber que, cuando fallamos, nos sentimos seguros para decirlo. Cuando alguien me dice que ha hecho clic en un enlace de phishing, debe ser consciente de que es una víctima y que mi equipo la apoyará. No tendrá ningún problema».

Ella sabe lo que se siente al caer en manos de un delincuente, y lo vulnerable y avergonzada que puede hacer sentir a una persona. Y esto es lo único que hace que Zoë Rose sea una persona realmente extraordinaria. Más allá de la sesión de fotos de Vogue o de su condición de experta en el sector e inspiración para las mujeres jóvenes en el ámbito tecnológico. Y no es su podcast ni siquiera sus millones de visitas online como portavoz de la campaña de «Oversharing» de Nationwide lo que la hace tan maravillosa. Es su corazón.

Porque Zoë sabe que las habilidades que aprendió para mantenerse a salvo pueden cambiar las vidas de otras personas. Así que, además de su trabajo en Canon y de criar a dos niños pequeños, es voluntaria en Operation Safe Escape, donde trabaja con sobrevivientes de violencia de género, agresión y acoso. «Los agresores suelen utilizar la tecnología en contra de sus víctimas, y yo quiero crear un mundo en el que las personas sepan cómo recuperar el control y protegerse».

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