Alessandra se dedica principalmente a fotografiar comunidades indígenas de diferentes regiones del planeta, desde Groenlandia hasta Mongolia, pero sus métodos funcionan igual de bien en otros contextos, como el concurso de barbas alpino de Chur, en Suiza, donde fotografió una serie de retratos de hombres luciendo sus largas barbas y ataviados con el traje tradicional. Independientemente de la parte del mundo en la que se encuentre, considera que implicar a las personas que desea fotografiar le ayuda a conseguir que sus sujetos se relajen y se olviden del equipo fotográfico profesional que lleva consigo.
«Cuando trabajo con niños, transformo la sesión en una escuela de fotografía y pueden mirar por el visor. De ese modo, se relajan más porque saben lo que está pasando. Si fotografío a una familia, intento que todo el mundo trabaje en equipo. Para retratar a los participantes en el concurso de barbas, solo disponía de uno o dos minutos con cada uno de ellos. Traté de conseguir que fuera una experiencia divertida y relajada evitando decirles lo que tenían que hacer. A algunos de ellos les pedí que sujetasen la caja de luz para que sintiesen que estaban ayudando».
En el concurso de barbas, Alessandra se mantuvo a un par de metros de distancia de los sujetos para fotografiar con un Speedlite 600EX-RT colocado en un ángulo de 45 grados y un objetivo de 70-200 mm. Había probado la iluminación con un amigo antes de comenzar la sesión fotográfica. «Solo tenía un flash y estaba fotografiando en un almacén estrecho y oscuro. Sabía que algunos de los sujetos podían ser tímidos y sentirse incómodos si les hacía posar durante una hora, así que utilicé a un amigo como modelo, lo preparé todo y coloqué a los sujetos en la ubicación exacta para poder fotografiar con rapidez».